Sometimes when you fall you fly.

Así va la frase de el primer tatuaje que me hice y la leí ya hace unos 6 años cuando buscando sobre cómics (una de mis grandes pasiones) me tope con Neil Gaiman, y su cómic The Sandman me dediqué a leer todo sobre este comic en particular que solo con la sinopsis me atrapó y luego en el vol. 6 de la saga me encontré con un extracto y definitivamente esta frase me llegó. Apareció en un momento de mi vida en el que las caídas eran demasiadas y estaba a punto de darme por vencida y no levantarme más del piso. Ese pequeño estracto lo cambió todo, en ese entonces me dio las fuerzas para levantarme de nuevo y seguir adelante luchando contra el mundo, levantándome una y otra vez porque en cualquier momento me saldrían alas y por fin volaría.

Pero eso no pasó, 6 años después sigo sin alas, sigo sin poder volar y me he caído más veces de las que mis fuerzas me dan para levantarme. Ayer por ejemplo tropecé, caí y por unos instantes lo único que deseé fue quedarme en el piso, desvanecerme, irme lentamente convirtiendo en polvo (quizá así por fin pueda volar lejos).

La palabra suicidio ha pasado tantas veces por mi cabeza como lo hace la palabra libertad, necesito ser libre y mi vida carnal no me lo permite por eso a veces pienso en que quizás mi alma es la que necesita salir de esta cárcel donde la mantiene este cuerpo y ser libre de una vez por todas. Supongo que alguna vez todos se han sentido así ante una frustración, yo me siento así a menudo.

Anoche fue una de esas veces en las que después de un largo día de peleas y desacuerdos con mi novia simplemente explote, deje salir lo peor de mi, brotaron por mi boca palabras que hoy me pesan (no supe usar mis palabras como lo dicta el primer acuerdo) y peor aun dejé que la violencia, la ira y una cantidad más de sentimientos dañinos se apoderaran de mí, de mis pensamientos y de mi corazón. Me convertí en todo lo que intento alejar, desvanecerse y desaparecer de mi vida. Por ese momento me sentí infeliz, miserable, devastada y sobretodo me sentí una hipócrita conmigo misma y me peso, me peso tanto no poder ser lo que quiero ser que de nuevo pensé en simplemente dejar este cuerpo terrenal y darle libertad a mi alma. Lloré y lloré y desee una y otra vez morirme y mientras lloraba todos esos pensamientos negativos que había alejado de mi volvían uno tras otro a darme más y más razones; es como una vocecita que te dice (hazlo, hazlo) una y otra vez y te da razones para que quieras hacerlo.

Esta vez no fue Neil Gaiman quien me salvó, esta vez fue mi ángel personal Andrea (Ea como le dicen todos). Ea es mi novia hace ya un año y Ea me ama como no siento que me ame nadie más en el mundo justo ahora. Andrea me habló, me calmó, me lloró y hizo todo lo humanamente posible en su pequeñito cuerpo por sacarme de ese estado mental en el que estaba atrapada, por sacarme de ese hueco al que estaba cayendo, Ea fue mis alas anoche. Sé que no siempre estará ahí para salvarme así que yo sola debo aprender a deshacerme de estos sentimientos que a veces me invaden (no es fácil mantenerse feliz y positivo cuando estás acostumbrada a la tristeza) pero quiero hacerlo, por eso este blog existe, por eso me escapó aquí y escribo porque escribir me libera, me enseña y me eleva como si tuviera alas.

Hoy me levante con un enfoque diferente, feliz porque aunque muchas cosas en mi vida no van como quiero tengo a mi lado alguien que me ama incondicionalmente y no me dejará caer y eso algunos no llegan a tenerlo nunca, así que soy inmensamente afortunada. Esperanzada porque sé que siempre hay caídas y algunas nos golpean fuertes pero levantarse del piso siempre es posible así sea en una pierna, en dos o parada de manos, la cuestión es levantarse. Y motivada a seguir haciendo cambios porque soy consciente de que es la única manera de poder evolucionar, dejar de ser una oruga y conseguir las alas que tanto deseo para volar lejos y comenzar a ser feliz.

 

You know what happens when you dream of falling? Sometimes you wake up.
Sometimes the fall kills you. And sometimes, when you fall, you fly.

  • Neil gaiman, The Sandman, Vol. 6: Fables and Reflections