El circo de la mariposa

Mientras mayor es la lucha, más glorioso es el triunfo.

En la cumbre de la Gran Depresión, un empresario de un renombrado circo lleva su compañía por el asolado paisaje americano, elevando los ánimos de la audiencias por el camino. Durante sus viajes descubren a un hombre sin brazos y piernas que está siendo explotando y exhibido en una barraca de un parque de atracciones. Después de un curioso encuentro con el empresario del circo, se siente impulsado a luchar para conseguir todo que siempre ha creído.

Galipán, la puerta mágica.

En esta entrada de Pedazos de mí les contaré un poco de mi viaje al pueblito de Galipán y como esta experiencia me llenó, me nutrió y me dio una pista más en este camino de descubrir ¿Quién soy?

Aquí vamos…

Ayer 07/12/2016 mi novia me llevó por nuestro aniversario a visitar Galipán ya antes había ido, caraqueño que no haya ido nunca a Galipán simplemente es un mal caraqueño, hacía muchísimo tiempo que no iba y mi novia quería llevarme a un lugar especial que ella conocía, así que ayer a las 7:00 am. nos levantamos, nos pusimos ropa abrigada (a pesar de vivir en Guatire un lugar donde el sol brilla inclementemente desde muy temprano en la mañana) y nos fuimos a Caracas; Caracas es la capital y ciudad principal de Venezuela yo la describo como un lugar hermoso pero caótico, lleno de lugares mágicos y llenos de luz que poco a poco se han ido perdiendo debido al gobierno actual en mi país, sin embargo Galipán ha logrado escurrirse por las ramas del inmenso Ávila y escapar a la destrucción y el desgaste que Venezuela está sufriendo, por eso ayer la denominé  La Puerta Mágica.

 

Al llegar a Caracas nos fuimos directo al teleférico, que nos lleva primero al parque Waraira Repano y de allí se puede tomar un jeep hasta Gálipan, también puede subirse a Galipán directo en Jeep desde la ciudad pero nosotras decidimos hacer el «recorrido turístico». 

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Ya al empezar a subir en el funicular sientes la diferencia, a medida que dejas Caracas y su inmenso caos atrás y te adentras en el pulmón vegetal de la ciudad empieza el cambio, lo primero que sientes el frío que aumenta conforme a la altura y este es un detonante inmediato para las risas y camaradería las personas en el funicular empiezan a emocionarse, cada vez estamos más cerca de la cima, todos hablan y comentan de lo que harán al llegar, ven ansiosos por las ventanas hacia el vacío y la montaña, los árboles, sus colores, las nubes, sus formas y atrás van dejando la ciudad y sus preocupaciones, el ruido, los gritos, las cornetas; llegamos a la cima y entramos al parque Wuaraira Repano, ya estamos en un lugar fuera de este mundo, la majestuosidad de las montañas te dan la bienvenida.

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El teleférico Wuaraira Repano es un lugar hermoso y mágico, donde puedes tomarte un chocolate caliente, compartir con la familia y amigos, comerte un delicioso sandwich de pernil o disfrutar unas ricas fresas con cremas, en fin un gran lugar para pasar el rato y compartir, sin embargo es un lugar turístico lleno de personas y kiosko de venta de souvenirs y nosotras buscábamos una experiencia más rustica y natural, un escape a la rutina, un datsuzoku. Desayunamos en el parque y sin pensarlo mucho emprendimos el camino a Galipán, podíamos bajar en jeep pero el camino a pie hasta el pueblo era solo de 30 min. así que decidimos caminar, disfrutar de la vista y ¿por qué no? prender un joint y vacilarnos la naturaleza, el trayecto y el hermoso día. El camino es empedrado como esos viejos caminos de la época colonial, está lleno de senderos empinados e irregulares (un poco tortuoso si no llevas el calzado adecuado como yo xD) pero hermosos y únicos, además después de fumar olvidas esas pequeñas cosas y empiezas a disfrutar las libertades que la montaña te permite, reír duro, gritar, o solo caminar en silencio.

En varias oportunidades pasaron chicos en moto (para todo el que vive en Vzla una moto en un lugar solitario solo significa una cosa: ¡Me robaron!) así que empecé a sentirme tensa, sin embargo mi novia me decía una y otra vez que me calmara que esto no era como Caracas que aquí la gente no estaba pendiente de eso, yo cual buena Venezolana tenia mis dudas y cada vez que escuchaba la moto subir o bajar a toda velocidad (cosa que me impresionó muchísimo dado lo empinado e irregular del camino) me estremecía sin embargo y para mi sorpresa nunca nadie se propaso o nos dijo nada y mucho menos intentaron algo en nuestra contra más que asustarnos en varias oportunidades como si se fueran a caer de sus motos ¡tontos! XD, y eso que eramos dos mujeres solas en medio de la montaña, insisto un mundo totalmente diferente.

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Amé todo el camino hasta Galipán, al llegar al pueblo nos da la bienvenida La Virgen de La Milagrosa y su hermosa gruta, al igual que todo en este pueblo parece sacado de un cuento de hadas piedras, arboles y flores por todos lados. Llegamos al pueblo paseamos un ratito, nos tomamos un rico chocolate caliente y continuamos nuestro recorrido al lugar especial que quería llevarme mi novia, bajamos un poco más y nos adentramos en este hermoso pueblo, otra serie de bajadas y subidas cada vez más empinadas hasta llegar a la pequeña escuelita del pueblo de Galipán, de nuevo un lugar hermoso y mágico que parece sacado de un cuento con una vista que motivaría a cualquier niño a soñar y a crecer con inocencia y respeto por la vida y la naturaleza. Lo primero que pasa por mi mente es: ESTO ES LO QUE QUIERO, así quiero vivir, así quiero que crezcan mis hijos, esta es la escuela a la que quiero llevarlos. Mi novia me llevó a un árbol que estaba al final de la escuelita frente a una pequeña capilla desde donde para mi sorpresa se siente como estar sobre las nubes, nos sentamos y mientras más tiempo pasaba ahí con ella, mientras más conversamos, mientras más nos arropa la naturaleza me daba cuenta que esa es la vida que quiero para mí, no quiero el caos de la ciudad, no quiero los gritos, la delincuencia ni el ajetreo por la tecnología; ahí nadie está tomando fotos de las montañas, ahí ellos disfrutan, aman y viven la montaña; allá no hay casas amorochodas junto a otras casas, cada quien tiene su espacio y la montaña tiene su espacio, es como que todo encaja, todo vive en conjunto sin perturbarse ni dañarse y así es como debe ser, no quiero vivir en un lugar donde las personas están amontonadas unas sobre otras en edificios, donde tus vecinos están tan cerca que te escuchan hasta roncar, donde hay ruido desde que te levantas hasta que te acuestas y a veces mientras duermes también hay ruido, no quiero una vida del siglo 21 quiero una vida tranquila, en la montaña, respirando y viviendo la naturaleza cada día de mi vida, quiero levantarme y escuchar los pájaros, abrir la ventana y sentir que estoy en las nubes, quiero que mis hijos vayan a una escuela donde puedan soñar, donde puedan crecer con la inocencia de un niño, quiero que mis gatos sean como Leoncio Poncio el gato de Galipán, gatos libres y felices de montaña.

Quiero vivir en un lugar como Galipán, quiero vivir en una puerta mágica lugares que se han salvado al caos degenerativo de esta sociedad pútrida en la que vivimos, donde su gente aun tiene valores de esos que solo se le escucha a unas pocas personas de la tercera edad, un lugar donde la vida transcurre con respeto y amor, un lugar donde reina la paz, la magia, la bondad, la convivencia y donde se se vive y se respira la naturaleza y sus placeres.

Galipán, la puerta mágica; un lugar entre las nubes me enseñó algo importante sobre mi, necesito paz y tranquilidad para sentirme feliz, necesito naturaleza y sobre todo necesito respirar la pureza que solo la tierra tiene para ofrecer. Soy un espíritu libre, soy un ser natural.

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Tenía que dejarlos conocer a Leoncio Poncio (este nombre se lo di yo xD) el gato de Galipán, un pequeño que se unió a nosotras desde que llegamos a la escuelita hasta que nos fuimos. ❤

 

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Nada como un rato fuera de la ciudad para darse cuenta que lo que esta mal en el mundo son las personas, el mundo sigue siendo hermoso. – Jania.